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Wednesday, October 29, 2025
Efecto placebo y nocebo: el poder de lo que decimos sobre el cuerpo que sana
Efecto placebo y nocebo: el poder de lo que decimos sobre el cuerpo que sana
En el trabajo clínico, muchas veces creemos que nuestras manos son las que hacen el cambio. Pero en realidad, lo que decimos mientras trabajamos puede tener tanto poder como la técnica misma.
Cada palabra, cada gesto y cada explicación influyen directamente en cómo el cliente percibe su cuerpo y en cómo responde su sistema nervioso al tratamiento.
El efecto placebo: creer para sanar
El efecto placebo no significa “algo falso”. Significa que la esperanza y la expectativa positiva activan circuitos reales en el cerebro que reducen el dolor, relajan la musculatura y mejoran la autorregulación corporal.
Cuando el cliente siente confianza, seguridad y una visión de posibilidad, su sistema nervioso baja la guardia.
Su cuerpo deja de “defenderse” y comienza a cooperar con la terapia.
Una frase como:
“Tu cuerpo está respondiendo muy bien, esto tomará un poco de tiempo pero va por buen camino”
puede encender rutas de curación más efectivas que cualquier aparato o técnica sofisticada.
El efecto nocebo: cuando las palabras hieren sin querer
El efecto nocebo es lo opuesto. Es cuando lo que decimos (o cómo lo decimos) genera miedo, tensión o duda.
Frases como:
“Tienes la pelvis completamente fuera de lugar”
o
“Tu columna está muy mal”
pueden sembrar una sensación de fragilidad que cambia la manera en que la persona se mueve, se percibe y se relaciona con su cuerpo.
Sin darnos cuenta, podemos convertir una molestia funcional en una identidad de “paciente lesionado”.
El sistema nervioso interpreta esas palabras como una amenaza, y en lugar de liberar, refuerza la protección, aumentando el dolor y la rigidez.
Lo que comunicamos con nuestras palabras y presencia
El cliente no sólo escucha lo que decimos, sino cómo lo decimos.
Nuestra voz, el ritmo de la sesión, la confianza y la calma con la que tocamos son señales que su sistema nervioso descifra.
El cuerpo es un traductor del lenguaje emocional.
Por eso, comunicar con claridad, sin dramatismo, y desde la empatía, se convierte en parte esencial del tratamiento.
En la práctica clínica
En Terapias como Myoskeletal Alignment Techniques (MAT) o en cualquier modalidad manual, podemos usar el poder del lenguaje para educar, empoderar y tranquilizar al cliente.
Algunas estrategias útiles:
Explica lo que sientes bajo tus manos, pero con neutralidad:
“Siento tensión aquí, y eso puede estar ayudando a proteger la zona.”
No uses lenguaje catastrófico como “estás torcido” o “estás dañado”.
Refuerza la capacidad del cuerpo de adaptarse:
“Tu cuerpo está ajustándose; tiene recursos para mejorar.”
Celebra los pequeños cambios:
“¿Notas cómo respiras más libre ahora?”
Eso refuerza el circuito de recompensa y mejora la neuroplasticidad.
Conclusión
El cuerpo escucha.
Escucha las manos, pero también las palabras, los gestos y el silencio.
Como terapeutas, somos educadores del sistema nervioso, y nuestras palabras pueden ser medicina o veneno.
El verdadero arte clínico está en usar el toque, la ciencia y el lenguaje para recordarle al cuerpo algo que nunca olvidó del todo:
que puede sanar.
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